Si nos han diagnosticado con hígado graso la vida no se ha acabado, no obstante, se deberán tomar ciertas consideraciones, pero estos pequeños cambios se los podría ver como una oportunidad para tener una vida más saludable y menos sedentaria. Con la ayuda de tu nutricionista de confianza, puedes tomar medidas para controlar la enfermedad de hígado graso. Estas pueden ser algunas medidas que debes tomar en cuenta:
- Bajar de peso. Si tienes sobrepeso u obesidad, reduce la cantidad de calorías que consumes a diario y aumenta lentamente la cantidad de ejercicio para perder peso. La reducción de calorías es la clave para perder peso y controlar esta enfermedad, conjunto con tu nutricionista pueden crear un plan, tanto alimenticio como físico, para alcanzar la meta que te propongas.
- Optar por una alimentación saludable. Elige una alimentación más consciente, rica en frutas, vegetales y granos integrales, esto no significa que dejarás de comer lo que te gusta, pero si deberás controlar la frecuencia y la cantidad de ese tipo de comida.
- Hacer ejercicio y ser más activo. Intenta hacer por lo menos 30 minutos de ejercicio la mayoría de los días de la semana. Si estás intentando perder peso, descubrirás que, al hacer más ejercicio, mejoran los resultados, es importante no desmotivarse por el estado físico, con el tiempo irá mejorando tu capacidad para ejercitarte.
- Bajar el nivel de colesterol. Una alimentación saludable con base en vegetales, actividad física y medicamentos (en el caso puntual en el que tu médico te los haya recetado) puede ayudarte a mantener un nivel saludable de colesterol y triglicéridos.
- Proteger el hígado. Evita las cosas que puedan ser muy estresantes para el hígado, por ejemplo, evitar el consumo de bebidas alcohólicas y la ingesta de cigarrillos, Si quieres consumir hierbas o te es importante consultar a tu nutricionista ya que no todos los productos a base de hierbas son seguros.
- Evitar el estreñimiento: El estreñimiento trae consecuencias negativas para el organismo y el hígado no queda exento de ello, pues cuando una persona está estreñida, el hígado se ve obligado a trabajar más, debido a que debe prevenir enfermedades provocadas por los desechos que no podemos evacuar.