Los métodos tradicionales para tratar el problema de acné  pueden acarrear daños a nuestro cuerpo, ese es el caso del método farmacológico, el cual consiste, según la gravedad del problema de acné, en recetar medicamentos que serán administrados por vía oral, pero muchas veces no se toma en cuenta el estado del organismo del paciente iniciando una serie de efectos secundarios. Dentro los órganos que se ven más afectados por el medicamento encontramos al hígado.

El hígado es una herramienta importante para que nuestro cuerpo se encuentre en un correcto funcionamiento, pues, entre sus muchas responsabilidades se encuentra el descomponer ciertos medicamentos.  El tratamiento farmacológico es uno de los tratamientos más comunes al momento de tratar el acné. En los casos de acné severos se suelen utilizar medicamentos en extremo agresivos, esta clase de medicamentos que se administra por vía oral no solo puede presentar daño al hígado (que puede desarrollar daño hepático grave por la sobrecarga a la cual se le somete)  sino también efectos secundarios como: Resequedad extrema de la piel, llagas dentro de la cavidad oral, dolor en las articulaciones o musculatura, sensibilidad de la piel al sol, problemas cardiovasculares, color amarillento en la piel (Ictericia), dolor abdominal, depresión y en las mujeres periodos menstruales dolorosos acompañado de dolor en los senos, etc.

Por lo tanto: Se recomienda visitar al dermatólogo, quien deberá realizar exámenes de toda índole para encontrar el mejor tratamiento, el cual deberá ir de acuerdo con el estado de salud y condición del paciente, del mismo modo, se recomienda  no automedicarse y solicitar una segunda opinión profesional cuando se note el más mínimo efecto negativo, tanto en la piel como en nuestros órganos.