Los alimentos “muertos” son todos aquellos que vienen envasados, enlatados, precocinados, elaborados… Pero, ¿qué son los alimentos vivos?
Básicamente, son aquellos alimentos que al consumirlos brindan dan una gran cantidad de energía vital para hacer que ese vehículo que llamamos cuerpo funcione de la mejor manera posible. Y, como cualquier máquina, cuanto mejor sea la calidad del combustible mejor será la ejecución.
Los grandes grupos de alimentos “vivos” son las frutas, los vegetales frescos, los germinados o brotes, las nueces y las semillas crudas sin sal. Cuanto menos manipulado esté un alimento, más vivo será.
¿por qué es tan importante comer alimentos “vivos”?
En primer lugar, porque cuando tomamos alimentos “vivos”, asimilamos vida, mientras que tomar alimentos “muertos” solo nos acerca a la muerte.
Y no solo eso, sino que si la mayoría de los alimentos que tomamos están elaborados y no “vivos”, nos volvemos crónicamente deficientes en ácidos esenciales, aminoácidos y azúcares.
Los alimentos vivos aportan muchísimos beneficios físicos y emocionales, entre ellos la prevención de enfermedades y el aumento de nuestro estado de ánimo.
Pero no es todo: al comer alimentos vivos depuramos el organismo y aliviamos la carga tóxica, optimizamos su descanso y logramos un sueño más reparador, incrementamos el nivel energético ya que hay más energía disponible, ganamos vida, ahorramos dinero, nuestros pensamientos son más claros y serenos por lo que obtenemos mayor paz y orden mental, ayudamos a desintoxicarse y eliminar toxinas, y además nos volvemos más propensos a resolver y evitar conflictos.