Muchos hemos tenido esa sensación (que, erróneamente  se puede confundir con ¨ansiedad¨) en la que ¨arrasamos¨ con la comida que encontramos, Esto se puede deber a lo que se le conoce como: ¨Hambre emocional¨ pero, ¿qué es el hambre emocional y cuál es su relación con la pandemia producida por el COVID-19?

Se conoce como ¨hambre emocional¨ al estado en el cual comemos sin sentir hambre, esto muchas veces se puede ver relacionado con el estado anímico de la persona (normalmente suele ocurrir cuando estamos afectados por niveles altos de nerviosismo, intranquilidad o simplemente porque estamos aburridos debido, entre otras causas, a la rutina diaria de la cuarentena), a su vez, se caracteriza porque la persona siente una gran necesidad de comer, esta necesidad pareciera impulsiva y que no puede ser controlada fácilmente.

En la pandemia, en la cual estamos viviendo, es fácil notar la famosa ¨hambre emocional¨ pues muchos de nosotros aún nos encontramos trabajando o estudiando desde nuestros hogares. Todos, al menos una vez, hemos recurrido al refrigerador simplemente para que nos distraiga de lo que hasta ese momento estábamos pensando, haciendo tareas ya sea del trabajo o para la familia.

¿Qué podemos hacer?

Es importante no ¨saltarse¨ comidas pues es muy común que las personas que, por ejemplo, ayunan tienden a comer mucho más entre comidas o en la hora del almuerzo pueden comer el doble o hasta el triple. Del mismo modo, se recomienda, al contrario de lo que se cree, programar la ingesta de alimentos que se consideran no tan saludables, como las golosinas, pero simplemente controlando las porciones para así evitar los altos niveles de estrés y ansiedad que podría generar en la persona una dieta tradicional.

 Es cierto que debido a la nueva normalidad estamos enfrentando nuevos y difíciles retos, pero también es una oportunidad, pues, es el tiempo propicio para alzar la cabeza y sacar mucho a nuestro favor de todo esto, por ejemplo: Conocernos a nosotros mismos, nuestras fortalezas y habilidades.